¡Una de ostras con historia!

El consumo de ostras en la historia acumula miles de años de antigüedad. Lo más curioso es que, desde siempre, su existencia ha adquirido la categoría de manjar extraordinario.

Ostras e historia, un maridaje con solera

Un buen número de historiadores sitúan el primer consumo de ostras en Europa en el norte de España, concretamente en el entorno de La Bobia, dentro del territorio asturiano. Argumentan, además, que procedían de la ría de Eo y que podrían haber sido probadas como alternativa a las angulas que conformaban su dieta habitual.

Interpretan que el disfrute único fue tan delicioso que se pusieron de moda rápidamente por toda la costa. Su consumo estival fue tal que generó la aparición de los llamados concheiros. ¿No has oído hablar de ellos? Eran inmensas acumulaciones de sus desperdicios, las cuales llegaron a formar verdaderas montañas.

Entre vikingos y romanos

La estimulante civilización vikinga, formada por comerciantes y guerreros, no tardó en descubrir las bondades de las ostras como manjar a su alcance. Tanto es así que los arqueológos nórdicos encontraron entre las costas del Báltico y el Cattegat asentamientos del Mesolítico con inmensas acumulaciones de conchas de estos moluscos. Por lo tanto, datados entre los 10 000 y los 5000 años antes de Cristo.

No puede ser casualidad que, precisamente, el mayor banco de ostras mundial se localice en la antigua ruta comercial que conectaba la ría asturiana de Eo y Escandinavia. El volumen de exportación debió de ser tan grande que, como consecuencia de los frecuentes percances marineros de la época, las ostras fueron vertidas en ingentes cantidades por todas estas aguas. Y, claro, se reprodujeron a mansalva.

En tiempos de los romanos, allá por el 19 a. C., el precio de las ostras multiplicó por diez el de la langosta. Es lo que tiene viajar y ver mundo: se aprende a distinguir lo mejor de cada sitio. Y cuando se difunde lo bueno, su valor aumenta.

¿Quién divulgó la acuicultura?

Otra figura clave en las ostras y su historia fue Marco Polo. Se afirma que conocía las menciones a las fabulosas ostras de Eo presentes en los relatos del historiador Plinio.

Cuando regresó de China en 1295, importó la acuicultura que los orientales practicaban. Contó cómo aplicaban en aquel país una ciencia para obtener este bivalvo en portentosas cantidades y transmitió sus principios.

Y, claro, como ya entonces quien no corría, volaba, los galaicoastures adoptaron esas técnicas para impulsar su negociado gastronómico y crear la primera plantación ostrícola de la ría de Eo. Eso sí, el proceso tardó alrededor de siete siglos e incluyó la invasión de un parásito extranjero llamado bolamia, el cual acabó con todas las ostras de la nueva plantación y muchas de las especies salvajes autóctonas.

Durante todo este periodo, el consumo de ostras en la historia se fue consolidando y adquirió el merecido prestigio que nunca ha perdido.

El último gran hito de la historia de las ostras

La última fecha de referencia en la historia universal de las ostras es 2015. Guarda este dato en tu cabeza y en tu agenda. Fue el año en el que La Ostrería vio la luz en Zaragoza. ¡Todo un acontecimiento histórico!

Bromas aparte, si quieres hacer que las ostras y tu historia personal conecten para siempre, ven a nuestro restaurante y prueba estas delicatessen como jamás antes. Te encantarán su sabor, sus texturas, la riqueza de matices y la grandeza de cada experiencia gastronómica. Ven a La Ostrería, te esperamos para seguir haciendo historia culinaria juntos.

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